Cada vez son más las personas que incorporan la meditación en su día a día. Muchas personas empezamos a meditar para reducir la ansiedad y el estrés, y por el camino descubrimos muchos otros beneficios que quizás no conocíamos.
Imaginemos qué habría pasado si hubiéramos incorporado la meditación desde niños. Ciertamente, practicar la atención plena ayuda a los niños/as a concentrarse, a regular mejor sus emociones y a estar más tranquilos. También despierta su creatividad y les ayuda a ser más conscientes de su proceso de pensamiento y aprendizaje (la metacognición). Imaginemos cómo les ayudaría en la adolescencia a llevar mejor la montaña rusa emocional típica de la pubertad, o en el estudio y aprendizaje de nuevos conceptos y competencias.
Al principio, nos puede parecer una tarea imposible hacer que nuestros hijos/as mediten: “si no logra estar quieto más de 30 segundos, ¿cómo va a sentarse a meditar durante un buen rato?” Sin embargo, con paciencia y sobretodo cultivando el hábito, podemos conseguir incorporar esta práctica en nuestro día a día.
A continuación, os mostraremos cómo hemos conseguido introducir la meditación en nuestro día a día en familia, a sentarnos con nuestros hijos a meditar y lograr que disfruten de estos momentos.
1. Practicar con el ejemplo
Antes de invitar a nuestro hijos a la práctica de meditación, los adultos hemos incorporado una práctica regular en nuestro día. Por ejemplo, durante bastante tiempo hemos hablado de ello entre nosotros, o simplemente anunciamos: “voy a meditar 10 minutos” y nos hemos ausentado. Pronto, los niños/as empiezan a tener curiosidad: “¿qué es meditar?” Cuando les explicamos que nos ayuda a estar más tranquilos, cultiva la fuerza interior y que ayuda a afrontar los pequeños problemas del día a día con claridad, es fácil que digan: “¡yo también quiero eso para mí!”
2. Establecer una rutina
Igual que los adultos sentimos los beneficios de la meditación una vez la hemos incorporado como parte de nuestra rutina, los niños y niñas también deben ser conscientes de un ritmo diario en el que la meditación forma parte de él. Por ejemplo, en nuestro caso siempre meditamos por la mañana a la misma hora, antes de empezar nuestra clase principal (en la que dependiendo de la época hacemos Letras, Números o Conocimientos), como una manera de iniciar un día de homeschooling. Así, ya saben cada día qué van a hacer y van con la predisposición de sentarse a compartir este momento de atención plena en familia.
3. Dejar que elijan el tiempo
No hay un tiempo mínimo ni una meta donde llegar en la meditación. No hace falta sentarse a meditar 10 minutos. De hecho, es mejor dejar que los niños elijan el tiempo que quieren sentarse a meditar. Antes de comenzar, acordamos el rato que va a durar (así también les ayuda a ser conscientes de qué es 1 minuto) y se comprometen a cumplir lo que han escogido. En nuestro caso, como tenemos hijos de diferentes edades, dejamos que elija el más pequeño.
4. Preparar el espacio
Hemos hablado de darle un lugar en nuestra rutina, y es igualmente importante darle un espacio en casa. Este espacio lo preparan los propios niños para sentir que es suyo y que forman parte de él. Por ejemplo, en nuestra familia, ellos se encargan cada día de poner una manta cómoda en un espacio designado del salón para sentarnos y meditar juntos, y luego la recogen. Si son mayores, pueden encargarse de encender una vela o realizar otros pequeños rituales que les hagan sentir parte de este espacio.
Por último, cuando dejamos de lado nuestras expectativas como adultos, es más fácil que los niños integren la meditación de manera armónica. No pasa nada si al principio la meditación dura solo un minuto; también puede ser un pequeño reto para ellos y una gran satisfacción cuando ven su progreso y los beneficios de meditar en su cuerpo y estado emocional.
Algunos recursos
Si tenéis interés en ampliar vuestro conocimiento sobre la meditación para niños e integrar la práctica en la familia, os dejamos algunos títulos que os pueden ayudar:
Meditación para niños (Ramiro Calle): Ramiro Calle es un maestro de yoga muy conocido en España por difundir la práctica del yoga en el país. Tiene varios libros dedicados a la práctica del yoga y la meditación, y ha dedicado algunos volúmenes específicamente para niños y niñas. Este libro viene con ejercicios y técnicas para introducir la meditación a los niños/as.
Educar la atención (Luis López González): un libro práctico con ejercicios para que los niños y niñas sean capaces de conectarse con ellos mismos y fortalecer la capacidad de atender los detalles.
Tranquilos y atentos como una rana (Eline Snel): este volumen es una colección de meditaciones guiadas que os puede servir si queréis que vuestras prácticas sean guiadas por vosotros, con visualizaciones y otras técnicas. Es un recurso útil si consideráis que vuestros hijos/as necesitan un acompañamiento más guiado en la meditación. Viene con audios de las meditaciones.
Esperamos que estas ideas os ayuden a integrar la meditación con vuestros hijos e hijas. No dudéis en escribirnos si tenéis cualquier pregunta y, si creéis que puede ayudar a alguien, ¡compartid este post!
¡Gracias por leernos!