Hace unos días, os hablábamos de cómo hemos creado nuestro ritmo homeschooling y cómo, a pesar de tener unos horarios establecidos, lo más importante era crear un ritmo diario y otro semanal.
Quedaron algunas cosas en el tintero como, por ejemplo, cómo son nuestros días y la manera en que podemos estructurarlos teniendo en cuenta nuestros ritmos vitales. En este post, os contaremos en detalle cómo son nuestros días y la estructura que mejor nos funciona.
Cómo empezamos nuestro día
Nuestro homeschooling tiene un horario claro que se repite día a día. Aunque ciertamente las fronteras entre horas académicas y ocio se difuminan cuando se educa en casa, intentamos mantener una estructura de lunes a viernes, dejando los fines de semana para actividades de ocio en familia y amigos. Este ritmo nos va bien porque es la fórmula que nos permite compaginar con el trabajo de los m/padres y también porque nuestra mayor parte de ocio con la familia extensa y amigos/as se centra en el fin de semana.
Empezamos cada mañana a las 9 y, aunque empezar siempre a la misma hora tiene muchos beneficios, sobre todo lo importante es crear un ritmo familiar. Es una hora que nos da tiempo a levantarnos, prepararnos y desayunar en familia.
A las 9 de la mañana tenemos un momento de reunión, de recibir y dar la bienvenida al espacio de aprendizaje.
Yoga
Empezamos con unos minutos de yoga. Los niños son los que se encargan de preparar el espacio con una manta grande para que todos se puedan sentar. Normalmente, realizamos una postura cada día, usando recursos visuales. Los que mejor nos han funcionado son los libros ilustrados y las cartas de yoga.
Meditación
A continuación, hacemos unos minutos de meditación. Es un momento para conectar y darle transcendencia a las actividades que vamos a hacer esa mañana. En nuestro post anterior explicamos cómo hemos introducido la meditación en nuestra familia y damos algunos recursos.
Situarnos en el día y la semana
Después dedicamos unos instantes a situarnos en el día y el momento del año. Esto nos permite trabajar el concepto del tiempo adaptándonos a su ritmo. También es un momento en que los hermanos mayores pueden asumir una tarea (indicar la fecha) y los pequeños situarnos en el día de la semana. Los calendarios circulares (como los de la imagen) ayudan a los niños y niñas a situarse en el tiempo.


La clase principal
A continuación, cantamos una canción antes de comenzar la clase principal. Llamamos clase principal al espacio que dedicamos a trabajar los contenidos que requieren mayor concentración. Se trabajarán en la primera hora y media de la mañana, cuando la mente está más descansada y no sobreexpuesta a estímulos. Aquí normalmente trabajamos un contenido que suele durar entre 4 y 6 semanas, lo que llamamos una época. Las épocas son periodos dedicados a un área de conocimiento específico, en el que profundizamos a lo largo de varias semanas para poder centrar nuestra atención en ello. Después, dejamos que estos conocimientos reposen, mientras pasamos a otro tema, y lo recuperamos al cabo de 2 o 3 meses para seguir ampliándolo.
Los aprendizajes que tratamos en la clase principal los tenemos desarrollados en nuestras guías de Épocas de Letras, Números y Conocimientos.
Lectura, música y expresión
Después de la clase principal, acostumbramos a hacer una pausa que suele durar alrededor de una hora, en la que aprovechamos para salir al exterior. Cuando intentamos integrar ritmos en nuestra familia, comprobamos que alternar estos periodos de concentración y expansión hacía que nuestros días fueran más equilibrados.
Al terminar este rato de juego libre en el exterior, dedicamos la segunda parte de la mañana hasta la hora de comer a actividades que vamos variando según el día: lectura, música, expresión corporal y segunda lengua.
Antes de comer, cerramos nuestra jornada con una canción. Por las tardes, hay días que tenemos descanso y juego libre en casa o al aire libre con otras familias y, otros días, de actividades “extraescolares”. Las rutinas estructuran nuestro día a día, nos dan tranquilidad y nos permiten compaginar el homeschooling con nuestras responsabilidades laborales.
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¡Gracias por leernos!