Sant Jordi, el dragón y los cuentos que (aún) necesitamos contar
Por qué seguir contando la leyenda de Sant Jordi sin miedo a caer en estereotipos
Este 23 de abril, en Cataluña celebramos Sant Jordi: un día en el que las calles se llenan de libros, rosas y una historia que se repite año tras año —la del caballero que mata al dragón para salvar a la princesa.
Para quienes vivimos la crianza o acompañamos a la infancia, es normal que surjan preguntas. ¿Seguimos contando esta leyenda? ¿No perpetúa estereotipos caducos sobre el rol de los hombres, las mujeres, los salvadores y los salvados? ¿Es compatible con una educación respetuosa?
La respuesta corta es sí. Contemos esta leyenda, y muchas otras, con una mirada renovada, entendiendo que en ellas habitan arquetipos, no estereotipos. Y esa diferencia lo cambia todo.
Arquetipos vs estereotipos: una distinción esencial
Como bien recuerda Tamara Chubarovsky, en los últimos tiempos ha habido cierto desenfoque en torno al significado profundo de los cuentos de hadas y las leyendas. Se ha extendido la idea de que representan valores anticuados o limitantes, cuando en realidad están construidos sobre arquetipos universales que resuenan en lo más profundo de la experiencia humana.
Los arquetipos no son modelos rígidos de conducta: son imágenes internas, símbolos que nos acompañan desde tiempos ancestrales. En el caso de Sant Jordi, hablamos del caballero (el Yo), el dragón (las fuerzas físicas o emocionales que nos desafían) y la princesa (el Alma). No hay géneros aquí, sino una representación simbólica del viaje que todos, niñas y niños, emprendemos a lo largo de la vida.
El valor de las imágenes internas
Este tipo de cuentos no están pensados para ser analizados desde una perspectiva lógica o literal. Su valor está en lo invisible, en lo que nutre el interior del niño. Los cuentos tradicionales, como hemos explicado en ocasiones anteriores, conectan con las vivencias internas de los seres humanos: la justicia, la mentira, el miedo, la verdad… emociones y experiencias que no pasan de moda y que, contadas con imágenes arquetípicas, ayudan a los niños a elaborarlas por dentro.
Y por eso no es lo mismo contar un cuento moderno “sin estereotipos” que uno ancestral lleno de símbolos. Porque cuando nos obsesionamos con eliminar cualquier personaje problemático o “poco inclusivo”, a menudo nos olvidamos de ofrecer a los niños herramientas reales para transitar sus emociones y desafíos internos.
Los cuentos no educan en género. Educan en humanidad.
El peligro no está en el cuento en sí, sino en cómo lo interpretamos (los adultos) y cómo lo acompañamos (también los adultos).
Un niño no interpreta que ser caballero implica ser varón, ni que ser princesa significa esperar pasivamente. Lo que entiende, si el cuento está bien narrado y sostenido, es que en la vida hay pruebas que superar, verdades que defender, miedos que afrontar y belleza que liberar. Y que todos llevamos dentro un dragón, un caballero y una princesa.
En la pedagogía Waldorf, por ejemplo, los cuentos se integran como parte esencial del proceso de alfabetización, porque alimentan no solo la mente, sino también el alma y el cuerpo a través de la imaginación, el dibujo y la palabra hablada. La enseñanza empieza desde la imagen y es ahí donde el cuento actúa como puente invisible entre lo que el niño vive por dentro y lo que aprende por fuera.
Este Sant Jordi, quizás podamos mirar la leyenda con otros ojos. No para rechazarla, sino para rescatar su esencia. Porque los cuentos no necesitan actualizarse; lo que sí necesita una actualización es nuestra forma de mirarlos.
¿Qué cuentos han dejado huella en tu infancia... y cuáles eliges contar hoy?
El otro día me quedé sin comentar (por tiempo) y hoy he tenido que volver a él. Que gran punto de vista, me ha encantado. Me parece imprescindible aprender a ver y entender bien los cuentos. Creo que con los cambios que estamos generando en los últimos tiempos se pierden matices esenciales en este tipo de literatura, y se cae en el peligro de girar al otro extremo.
Los cuentos, son cuentos!! Los personajes son símbolos!!
Yo nunca sentí que me tuvieran que venir a salvar.
No infravaloremos tanto la inteligencia de los niños!
Gracias por compartir!!
Excelente la visión dada para los cuentos clásicos. Los volveré a narrar de nuevo a mis nietas.😇